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miércoles, 9 de julio de 2008

La salida política al conflicto armado Colombiano


La salida política al conflicto armado Colombiano
“Otras miradas hacia la salida negociada”

A la pregunta de ¿Cuál puede ser la solución ética y política mas favorable al conflicto armado interno del país? Habría que primero hacerle un rastreo paso a paso de las palabras que acá se usan, y como tal la justificación de la pregunta se ve contrastada con la pertinencia de la misma en un momento como el actual. Siendo el principal tema de moda y a su vez con una salida que ofrece el estado, valdría la pena pensar otras salidas paralelas y mejor aun saber que tanto la solución como el mismo conflicto armado interno son dos palabras claves en el análisis de lo que de acá en adelante habría de escribirse. Esto porque suelen darse múltiples interpretaciones y la mas generalizada es la de los medios de comunicación, y al ser estos masivos tienden a hacer masiva la opinión y a su vez a acrecentar el odio entre unas partes y otras que erróneamente se han catalogado solamente como dos y cuyos focos buscan hacerse con el viejo truco del enemigo malvado y peligroso, así como el de descalificarlo y anularlo totalmente como actor importante del conflicto y por supuesto de la resolución de mismo.

Se hace pertinente el proyecto por las razones descritas anteriormente, pero mas que todo por la necesidad de un estudio serio sobre le conflicto colombiano. Los intereses en parte y las consecuencias en le proyecto de estado nación de mismo, hacen que el conflicto se haga cada día mas lejano de ser en lo que un principio fue. Así que el rastreo se hace importante en un principio porque las luchas de los 70 y 80’s no son las mismas que las actuales, aun cuando las actuales tengan fuertes raíces en las primeras y como las políticas del gobierno también han dado fuertes virajes de bandidos a narcoguerrillas. No obstante el problema que se nos presenta hoy en el país no es ajeno a nosotros. Una de las opiniones generalizadas por los escépticos radicales es el que el conflicto armado no existe y todo porque en la zona andina no entra con mucho rigor, mas es en los puntos periféricos del país donde el conflicto se siente con mas peso, y es precisamente esta visión sesgada del conflicto la que lleva implícita la invisibilizacion de algunos sectores que aun argumentan que la salida militar es la mas viable. Y es precisamente aquí donde entramos los que no estamos en la periferia si no en el centro del país, ya que muchas de las políticas que de acá se desprenden para terminar con los eventuales alzados en armas, es el recorte de recursos y el alza de impuestos para la guerra. Aun cuando se ha demostrado que esta salida no es la más viable y que eventualmente se cometen atropellos contra la población civil se continúa insistiendo en este punto. Y es que entre los gobiernos que han sido partidarios de esta salida todos han dicho acabar o combatir fuertemente la guerrilla, y cuando eventualmente sale a la luz otro grupo como el de los paramilitares que ya habían adquirido mucho poder se les saca del conflicto con un eventual acuerdo y dejan de nuevo el peso de la guerra totalmente a la guerrilla, y así posteriormente los gobiernos se legitiman así mismos, y ahora esta con el de el alargue del periodo de gobierno.


PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA

Inicialmente se analizaran dos palabras que por su carácter y su posición en la pregunta dan luces sobre lo que se debe y no interpretar en su totalidad. Tanto “solución”, que es dada por ambas partes del conflicto (aun así no sabemos a ciencia cierta y tenemos plena confianza que no sean solo dos los actores si no mas y que solos e diga que son dos porque es conveniente para otros grupos que no buscan ser sacados a la luz) y que unos y otros casos se vuelven ortodoxas o poco viables, y esto porque en diferentes momentos (solo por hablar de dos actores) guerrilla y estado se han visto enfrascados en escándalos mayores y han acuñado también ellos mismos argumentos irrisorios que demuestran la incapacidad y poca voluntad para solucionar el problema.

El segundo de los planteamientos tiene que ver con el del conflicto armado, y como es entendido por ambas partes (guerrilla y estado) y como unos y otros denuncian mutuamente el ascenso de otros como el narcotráfico y el paramilitarismo, sean estos dos últimos engendrados a su vez por otras fuerzas como las elites dominantes y el sector del campesinado desempleado y excluido. Y así por lo sucesivo nacen nuevos actores y el manejo del discurso que unos y otros dan para ocultar sus acciones y ganarse la opinión publica que a fuerza de repensar los argumentos de unos y otros, decide en un acto “valeroso” de paroxismo invitar a marchas y manifestaciones publicas para así legitimar que cada una de las soluciones que se dan es la correcta.

Entre unos y otros un tercer actor que sale a la luz es el de los medios masivos de comunicación. La guerra no tendría cabida si en la segunda guerra mundial la radio no hubiese sido importante (y las trágicas consecuencias de ejércitos en masa así convocados), y en nuestro caso con la entrada de la televisión y como el monopolio de la información lo tienen los canales privados, es de gran interés entonces saber como trasmiten las noticias y como la lucha por un eventual conflicto armado en masa cada vez se afianza mas. Las salidas políticas se dejaron hasta la constitución del 91 que ha sido reformada varias veces para saltarse la normatividad que dentro de ella se quería dar para completar el estado nación. Fuertemente influenciada la misma nación por los conflictos internos y por la bipolaridad siempre, el proceso quedo inacabado, y mas aun si aun la división del pueblo colombiano se hace evidente. Y esto es un problema dentro del mismo problema, porque si se continua de esta forma la polarizacion ha de ser mas grande y la gran escala del conflicto hará que se estén peleando cosas que puede no sean de nosotros e incluso que el destino de la misma lucha se desdibuje en el camino por eventuales intereses personales.

Desde la conformación del estado colombiano inevitablemente los conflictos saldrían a flote, y aunque en la formación de una nación evidentemente existan sectores en disputa permanente, el caso colombiano es especial, no solo por su formación inacabada de nación, si no también porque logra sobrevivir con mas de 40 guerras civiles y con unos símbolos patrios que en la mayoría de los casos no nos representan mas que en actos públicos o en su defecto en grandes manifestaciones o reuniones de gente que están en el extranjero y se ven a si mismos reflejados por el recuero de antaño. Y estos actores que con su violencia “legitima” como la de querer imponer una lucha fratricida entre dos partidos y ampliarlo a una frontera global, hacen que no haya una opción distinta a la victoria de liberales o conservadores. Y no es solo el bipartidismo, es también otro actor como el de la iglesia y la exclusión de otros sectores que no fueron tomados en cuenta por ser ellos mismos no muy favorables para los intereses de las elites. Pero estas luchas como todas las luchas que empiezan en un determinado momento en la historia rápidamente pierden su valor y se olvida porque se lucha, simplemente se vuelve maquinaria de guerra que no tiene ningún proyecto, y cuyas propuestas van saliendo a medida que el conflicto avanza y se agrava, y como en todos los experimentos hay cierto margen de error entonces usualmente los resultados no son los deseados.

Un factor importante ahora es la negación del mismo, y es que resulta muy sencillo negarlo porque para que haya conflicto debe haber dos partes que justifiquen mutuamente sus actos, y cuando alguno de los dos decide no participar de esta guerra de frente, entonces hace uso de términos tales como terrorismo, fascismo, narcoterrorismo o bandido, para referirse en forma peyorativa la otro y anulándolo como tal de la contienda, simplemente porque acá no hay que discutir, y cualquier discusión al respecto del tema es algo que esta fuera de discusión. Además, porque eventualmente las dos partes han de encontrarse en una mesa de dialogo y cuando empiecen los debates mutuamente se echaran el agua sucia de lo que hizo uno y otro. No obstante, este primer acercamiento ha de resultar benéfico si se tiene en cuenta que se deponen la armas y se cambian por argumentos, así sea en voz alta es un avance contra la balas que puedan callar la boca de unos y otros. Y es que en una guerra informativa como la propia es muy probable que los debates se den indirectamente, unos por vía legal (medios de comunicación masivos y el canal privado hacen su aparición) y los otros con las agencias de noticias o páginas Web que se constituyen así como medios poderosos de discusión del conflicto. Aun así la diferencia es muy grande, y no solo hablamos de la poca imparcialidad de los medios de comunicación, si no en el deseo de guerra que tienen ambas partes. Los medios de comunicaron se erigen acá como principales promotores de a guerra, y usando de forma descarada el dolor ajeno hacen toda una recolección de fotografías que muestran el dolor que solamente hoy por hoy muestran y causado por solo una parte como es la guerrilla. Tal vez uno de los cuestionamientos mas fuertes que cabe hacer acá, es si cuando inicio los procesos de verdad justicia y reparación la verdad saldría a flote, pero al prohibir que las audiencias libres fueran televisadas se encubrió en gran medida un episodio amargo que el país habría de conocer, aun sintiendo la vergüenza por todos los atropellos contra unos y otros.

A pesar de la evidente ausencia estatal y los paraestados en varias zonas del país, se plantea a si mismo que los múltiples sectores salpicados por el conflicto como la clase burocrática y política del país, hacen que el conflicto haya llegado a un nivel incontrolable y que se haya “forzado” a un acuerdo porque ya algunos grupos irregulares tales como los paramilitares se estaban saliendo de las manos de sus propios creadores. Es así como el poco conocimiento de la historia hace que se repitan los mismos vicios del pasado, tanto en las intervenciones estadounidenses en las guerras de los 80 y 90’s en Centroamérica, como desde el mismo nazismo alemán y la creación de una ejercito como la SA que quería mas poder o todos aquellos mercenarios que son contratados para defender un territorio y que indefinidamente se quedan en el, son ejemplos claros que el odio engendra mas odio y que el conflicto se vuelve un bucle en donde los viejos rencores y las cuentas de cobro no se olvidan.

Las cadenas de odio se arman y otros sectores como los productores de armas se ven beneficiados de este conflicto, y el fuerte mercado del narcotráfico también lo alimenta. Tal vez esto propiciado no solo por los vínculos y lo afín que pueda resultar alguno de los dos grupos en lucha, si no también por la permisividad que tiene el colombiano promedio, y como en su memoria colectiva los accionares de unos y otros se puedan justificar por x o y motivo. Sea por ejemplo que de una manifestación como la del 4 de febrero salga que también algunos quieren ver muertos a todos los guerrilleros porque dejaron de ser humanos para convertirse en terroristas, y como en un momento también los mismos guerrilleros justifiquen la mutilación de una persona por uso de minas antipersona. Todos estos espectáculos grotescos hacen que por omisión se dejen pasar muchas cosas. Ambos fenómenos hegemónicos hacen que unos otros sigan la línea que mas convenga y como diría Estanislao Zuleta, “un pueblo que quiera la paz es un pueblo que esta maduro para la paz”. Pero la salida no se ve tan clara, porque al creer que la paz es algo fácil de conseguir también se cree erróneamente que es la panacea para todos los problemas surgidos en algún momento en esta tierra. Que se reactivara le empleo, que la lucha social acabara, que la guerra total acabara, que le negocio del narcotráfico acabara, que el terror y el dinero que se invierte anualmente al reforzamiento de las fuerzas militares se disminuirá gradualmente para invertirlo en otros sectores tales como la salud o la educación…son solo algunas de las promesas que unos y otros hacen, y como tal se hace culpable al otro por que toda la situación este así, entonces de cierta forma también se hace necesario que el enemigo exista, porque mientras exista todas estas opciones de dominación permanecerán y permitirán que ciegamente se aprueben leyes que en muchos casos no tienen que ver con la política interna, entre otros la segunda reelección del presidente Uribe, y la hecatombe que le buscaba, esto sin pensar que la constitución del 91 deja por fuera a los guerrilleros por la masacre de la UP y que como tal en algunos puntos aun hoy existen demasiados agujeros que el tiempo no ha podido tapar y que ha solamente ha servido para ser reformada constantemente a los servicios de una minoría.

Resulta entonces como desde esta introducción al tema han salido varios temas a discutir: El nacimiento de los grupos autodefensas (campesinos contra la policía estatal contra el desalojo de tierras) grupos paramilitares estatales (“los pájaros”) el narcotráfico (apoyo a ejércitos privados) intervención con “asesores militares” por parte de estados unidos (unido a la doctrina anticomunista de la guerra fría) grupos guerrilleros que quedaron por fuera de la asamblea constituyente y su transición al narcotráfico. Entre otras, el primer paso es tratar de poner en contexto lo que sucede acá y que no es ajeno a lo que en le mundo sucede en épocas tan recientes antes en la lucha contra el comunismo y ahora contra le terrorismo, y como poco a poco se va trasladando los términos a los grupos que aun quedan allí. Así como las soluciones se platean aun como recetas de cocina, es también posible que los fracasos sean numerosos antes que el ciudadano platee siquiera la posibilidad de escuchar los argumentos del otro. Cuando Foucault escribía en vigilar y castigar algunas de las causas por las cuales las desapariciones masivas y sobre todo las torturas eran usadas por los estados, jamás llego a pensar que el punto de legitimidad fuera tan alto cuando dentro de la misma población el odio se hacia masivo al igual que la guerra. Y esto como un combustible entraba a hacer parte de las irregularidades eventuales en las que el conflicto caía. Y pongo acá como ejemplo a Foucault porque en la Europa de la segunda mitad del siglo XX se hacia evidente como las heridas abierta por la segunda guerra mundial no habían sanado aun, y cuando hoy en las marchas se gritan arengas en contra de los grupos encabezados por seres humanos ante todo, se legitima que sean masacrados en masa, sin tener en cuenta un juicio justo que si se les dio a los paramilitares desmovilizados. Eventualmente unos y otros con sus acciones bélicas sembraron el terror dentro de población civil inocente pero esto no justifica de ninguna manera que la vigilancia y el castigo se trasladen a manos privadas y criminales.

El eufemismo usado acá para reconocer a los grupos paramilitares como autodefensa, sirvió de paso para cometer actos irregulares contra los guerrilleros, que si bien entra en duda aun que su ideología y su lucha sea la misma que la de los 70’s (aun cuando hoy también se pueden reconocer problemas como el de las tierras en pocas manos, o los altos intereses bancarios) no quita que el discurso y la posición que tengan sea valida. En al discusión actual se contrapone la salida política y la militar, en posiciones menos radicales habría por lo menos una tercera conciliatoria y órganos entonces como al iglesia servirían, mas el papel que tiene la misma hoy no es correspondiente a la tercera, o su proceso ha sido entorpecido por discursos dichos por otros para legitimarse. Un ejemplo es el del señor presidente Uribe que con sus plegarias también se gana los favores del clero. Sin embargo el papel de unos y otros no se puede limitar solamente a los actos violentos, si no que el conflicto esconde también discursos, y son estos los que deben ser analizados. No es una victimizacion ni tampoco una macarthizacion, es un acercamiento al otro como interlocutor valido. Tato actores armados como mass media deben sentarse en la misma mesa, porque el pensarse como seres totalmente neutros, es pensarse como seres que no tienen ni voz ni voto.