Estaba en la sala del hospital, entre tanto gente solo mi dolor de estomago tenia relevancia, no lo soportaba, el dolor punzante seguia ahi, era un recordatorio de lo vivo y muerto que queria estar. Las caras largas, la voz que no se entendia por el altavoz, solo me preocupaba que las tres horas de espera valieran la pena y que no me llamaran sin entender, la angustia de morir en medio de gente desconocida en un ambiente tan hostil como el del frio del hospital. Nada, pasa el minuto y no llama, pasa la hora y no llama...
viernes, 4 de octubre de 2024
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